Quinta reseña
En esta parte del libro, vemos a Lisbeth Salander en su faceta más fría y calculadora, como siempre. Está súper concentrada en su libro de matemáticas, Dimensions, que para ella no solo es un libro, sino una especie de conexión con algo importante, tal vez con su propio sentido de identidad o con su pasado. A pesar de ser una genio en todo lo relacionado con la tecnología, en este momento no puede concentrarse del todo en lo que está haciendo, porque su mente se va a una imagen rara del doctor Forbes, algo que no la deja tranquila.
Luego, vemos cómo Lisbeth hace una investigación de manera rápida y eficaz, enviando un correo encriptado sobre el doctor Forbes, lo que nos muestra lo hábil que es para conseguir información. Todo esto, mientras mantiene una rutina que parece muy profesional y calculada.
Pero la cosa cambia cuando conocemos a George Bland, un joven con el que Lisbeth se cruza en la playa. A pesar de ser bastante torpe, George no la incomoda ni intenta meterse en su vida personal, algo que a Lisbeth le molesta mucho. Él acepta su distancia y su forma de ser, y eso la hace sentirse algo más relajada. Es curioso, porque es la primera vez en mucho tiempo que Lisbeth se siente un poco más abierta, aunque a su manera.
Cuando van a la casa de George, la situación se vuelve un poco más íntima y Lisbeth, a su manera, toma el control, mostrándose completamente decidida a hacer lo que quiera sin pensarlo. Esta escena nos muestra otro lado de Lisbeth, aunque es increíblemente cerrada y difícil de tocar emocionalmente, también tiene momentos de vulnerabilidad.
Muy bien
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